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Cinco causas de pérdida de audición por contaminación acústica

A pesar de las advertencias de la OMS en materia de ruido, y en la que nos indican que casi el 75% de la población que vive en núcleos urbanos sufren impactos acústicos mayores de lo recomendable, son cada vez más las personas que viven en riesgo de pérdida de audición.
 
Existen una serie de causas asociadas al entorno que colaboran decisivamente a la contaminación acústica y la pérdida de audición. Las cinco causas más comunes en la que entran en juego factores tan dispares como la profesión o los malos hábitos son las siguientes:
 
– En primer lugar, existen profesiones de riesgo en las que el ruido es algo implícito en el desempeño de su actividad. Trabajadores de la construcción, camareros de bares y discotecas, mineros, personal de aeropuertos en pista, etc. Todos ellos se exponen a un nivel de decibelios muy alto con el consiguiente riesgo para la salud auditiva. En estos casos, un porcentaje elevado utilizará, a medio o largo plazo, la ayuda del audífono para paliar las pérdidas auditivas.
 
– Otra de las causas comunes tiene que ver con el no cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales en estas profesiones. Además del riesgo tipificado en cada puesto, el grado de cumplimiento en tema de protección auditiva no es del 100% por lo que aceleran la aparición de síntomas de pérdida de audición provocando que éstos sean aún más severos.
 
– El lugar de residencia también afecta a la contaminación acústica. Vivir en el centro de una ciudad con aglomeraciones de tráfico y obras constantes, vivir cerca de aeropuertos, ferrocarriles o de zonas con actividad industrial supone incrementar el riesgo de pérdida de audición por contaminación acústica.
 
– Otra de las causas que apuntamos desde GEA Audífonos es el uso incorrecto de los auriculares y cascos de audio para dispositivos multimedia. Este es un problema de contaminación acústica especialmente en jóvenes, puesto que muy pocos utilizan el control de volumen para sus dispositivos y una exposición prolongada a un alto nivel de decibelios afectará a su audición a medio o largo plazo.
 
– Finalmente la exposición a ruidos procedentes de explosiones u otros de carácter puntual pero con un nivel de decibelios superior a los 140 suponen traumatismos acústicos que generan hipoacusias con alteraciones de equilibrio y dolor en el oído. La pérdida de audición, en algunos de estos casos, son irrecuperables.
 
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